La psoriasis es una enfermedad crónica de la piel en
la que aparecen lesiones rojizas descamativas en diferentes localizaciones del
cuerpo. Se trata de un proceso frecuente (afecta al 2% de la población), y que
en ocasiones es visto como una alteración “meramente estética”. Y no es así. Se
trata de una de las enfermedades de la piel que más afecta la calidad de vida
de los pacientes. Además, la psoriasis es un proceso sistémico que puede
afectar otros órganos además de la piel, especialmente a las articulaciones y
al sistema cardiovascular. De hecho, en los últimos años están multiplicándose las
publicaciones que evidencian la asociación entre psoriasis y un mayor riesgo de
diabetes, hipertensión arterial, dislipemia, síndrome metabólico y, por tanto, enfermedad
cardiovascular.

Por todo ello, es necesario que los pacientes con psoriasis sean manejados desde un punto de vista integral, poniendo especial énfasis en la prevención de enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares, patología arterial periférica, etc). La detección temprana y el tratamiento adecuado de estas enfermedades es de gran importancia para prevenir su evolución a fases más graves.
¿QUÉ DEBEMOS
RECORDAR DE LA PSORIASIS?
- La
psoriasis no es contagiosa.
- Se
trata de una enfermedad que puede afectar en gran medida la calidad de
vida de los pacientes
- Los pacientes
con psoriasis pueden presentar afectación de las articulaciones
(artropatía psoriásica) y tienen un riesgo elevado de padecer enfermedad
cardiovascular.
- Los
pacientes con psoriasis deben recibir un seguimiento médico periódico para
mejorar el control de su patología y actuar sobre los factores de riesgo
cardiovascular modificables. Deben evitar el tabaco y los factores que
predisponen a la obesidad (dieta rica en grasas, vida sedentaria).
¿QUÉ ES LA PSORIASIS?
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria, frecuente
y de curso crónico. Su gran variabilidad clínica y evolutiva, los antecedentes
personales del paciente, el tipo y la extensión de las lesiones determinan su gravedad.
Los hombres y las mujeres se afectan por igual; la enfermedad es más frecuente
entre los hermanos y los descendientes de las personas afectadas. Comienza a
cualquier edad, aunque el inicio precoz implica un curso clínico más grave y
menos estable. Muchos pacientes asocian afectación de las uñas, y una pequeña
parte de los pacientes con psoriasis cutánea presentan afectación de las
articulaciones, entidad conocida como artropatía psoriásica.
Clínicamente, la presentación más común es en forma de
lesiones rojizas con descamación adherente blanquecina, asintomáticas o con
discreto picor, localizándose preferentemente en codos, rodillas, nalgas y
cuero cabelludo (forma clínica llamada psoriasis en placas). La afectación de
los pliegues o de las mucosas es menos frecuente. La extensión y la gravedad de
la enfermedad son muy variables. Existen formas de buen pronóstico como la
psoriasis en gotas, que típicamente aparece en forma de lesiones más pequeñas,
en tronco, múltiples, afectando a adolescentes o niños, tras haber pasado una
faringitis. Esta forma de psoriasis tiende a la remisión sin evolucionar a una
forma crónica. También existen formas más severas, como la eritrodermia
psoriásica (enrojecimiento de toda la superficie corporal) y la pustulosis
generalizada (aparición de pústulas o granos blancos por toda la piel).
El diagnóstico se realiza clínicamente, pudiendo ser
necesaria la biopsia cutánea para confirmar el diagnóstico en caso de duda.
El tratamiento de la psoriasis depende de la forma
clínica y de la extensión de las lesiones. Las formas leves suelen manejarse
con tratamientos tópicos, como los corticoides tópicos, los derivados de la
vitamina D tópicos o los retinoides tópicos. Es aconsejable la hidratación de
la piel con emolientes y si las lesiones presentan descamación gruesa se puede
aplicar alguna sustancia para ayudar a eliminarla (queratolíticos como el ácido
salicílico).

En las formas severas, extensas o que no han
respondido a los anteriores tratamientos, estarían indicadas las terapias
sistémicas, como el acitretino, el metotrexato o la ciclosporina. Desde hace
unos años, disponemos de los modernos fármacos biológicos (infliximab,
etanercept, adalimumab, ustekinumab) que actúan disminuyendo la inflamación a
nivel de las lesiones. Son fármacos muy efectivos, pero deben vigilarse sus
posibles efectos adversos, como el aumento de la incidencia de infecciones, por
lo que antes del tratamiento es necesario realizar numerosos estudios
complementarios.
La elección de uno u otro tratamiento muchas veces
requiere individualizarse según la forma clínica y peculiaridades de cada
paciente.
PSORIASIS Y RIESGO CARDIOVASCULAR
La psoriasis es una enfermedad en la que diferentes
mecanismos inflamatorios del organismo están activados de forma crónica. Esta
“inflamación crónica” puede afectar a otros órganos además de la piel, como son
los vasos sanguíneos y el metabolismo del azúcar y grasas, dando lugar a
aterosclerosis, hipertensión arterial, diabetes y elevación de colesterol y
triglicéridos.

De hecho, los estudios al respecto concluyen que las
personas con psoriasis grave presentan un 50% más de riesgo de mortalidad
cardiovascular por encima de la población general, así como un mayor riesgo a
diez años de padecer enfermedad coronaria, que es aproximadamente un tercio
mayor en los pacientes con psoriasis cuando se compara con la población general
(la psoriasis se considera un factor de riesgo independiente para infarto de
miocardio).
Diferentes estudios han demostrado asimismo una mayor
prevalencia de síndrome metabólico (obesidad, hipertensión arterial, diabetes y
dislipemia) en los pacientes con psoriasis. Además de ser un factor de riesgo
independiente para las enfermedades cardiovasculares, la psoriasis también se
asocia con un mayor riesgo de enfermedad cerebrovascular y enfermedad arterial
periférica.
Este elevado riesgo de diferentes enfermedades
cardiovasculares en los pacientes con psoriasis debido al estado
pro-inflamatorio crónico, hace obligatorio un seguimiento médico periódico para
el control de la enfermedad, la
valoración del riesgo cardiovascular individual de cada paciente, y para actuar
sobre los factores de riesgo cardiovascular modificables en cada paciente.
Conoce más acerca de las comorbilidades en
psoriasis (artículo
de Actas Dermosifiliográficas): http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22364603
Conoce más acerca del TRATAMIENTO DE LA PSORIASIS: http://sergiovano.blogspot.com.es/2011/10/fototerapia-domiciliaria-un-tratamiento.html
Dr. Sergio Vañó Galván
Dermatólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal en Madrid. Dermatólogo en la Clínica Grupo de Dermatología Pedro Jaén.
Doctor en Medicina. Profesor Honorífico de la Universidad de Alcalá.
Máster en Dirección y Administración de Servicios Sanitarios.
http://www.sergiovano.com/
http://www.grupodedermatologia.es/
Twitter: @sergiovanog
Conoce más acerca del TRATAMIENTO DE LA PSORIASIS: http://sergiovano.blogspot.com.es/2011/10/fototerapia-domiciliaria-un-tratamiento.html

Dermatólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal en Madrid. Dermatólogo en la Clínica Grupo de Dermatología Pedro Jaén.
Doctor en Medicina. Profesor Honorífico de la Universidad de Alcalá.
Máster en Dirección y Administración de Servicios Sanitarios.
http://www.sergiovano.com/
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Twitter: @sergiovanog
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